¿Qué hacer cuando el inglés coloniza tu mente?
analizando el cerebro bilingüe y el desapego emocional + recomendaciones de autores, artistas y medios hispanohablantes
Note: most of my readers are english speakers, so, if you are one of them I wanted to let you know the english version of this piece will be available soon. This one is for my spanish-speaking subs. Love you all <3
Ultimamente, he estado pensando mucho sobre mi relación con los idiomas. Nacida en Colombia, el español ha sido el idioma que conozco desde que pude entender el significado de las palabras. El inglés vino mucho más tarde en mi adolescencia. Como a muchas otras personas, desde pequeña me dijeron que ser bilingüe abre puertas. Y sí, es cierto. Hablar otro idioma, especialmente uno “universal”, me ha permitido conocer nuevos mundos, personas y experiencias. Me ha permitido viajar y conectar con personas de otros lugares, que se han convertido en amistades que aprecio mucho. También, me ha permitido tener oportunidades laborales que no podría tener si no pudiera hablarlo fluidamente, pero más importante, en el inglés encontré la oportunidad de expresar emociones que en español me cuesta vocalizar.
Déjame y te explico. El español es el idioma que he conocido toda mi vida; es en el que pienso y sueño. El que utilizo para comunicarme con mi familia y mis seres queridos. Hablar en mi idioma nativo es algo que hago sin pensar. Pero, desde que aprendí a comunicarme en inglés fluidamente, más allá de un ámbito académico o laboral, me di cuenta de que mi cerebro no funciona como antes. El momento en que empecé a escribir y a leer en inglés creó un punto de inflexión. Es como si ahora existieran dos versiones de mí misma, que convergen y se entienden la mayor parte del tiempo, pero que también chocan entre sí.
La desconexión emocional que ocurre cuando hablo sobre mis emociones en inglés me permite desapegarme de la vergüenza y el dolor causados por la vulnerabilidad. Mi cerebro entiende que estas emociones son reales, pero al explicarlas en inglés, se sienten más lejanas. Como si no fueran mías, o si fueran mías, fueran de otra versión de mí. De una versión que es más segura de sí misma y sobrepiensa menos las cosas.
El fenómeno de bilingües a quienes les resulta más fácil expresar emociones en su segunda lengua ha sido objeto de estudio en la psicolingüística desde hace muchos años. En parte, esta facilidad suele atribuirse a diversos factores psicológicos, emocionales y socioculturales que diferencian la resonancia emocional y el procesamiento cognitivo entre una lengua materna y una segunda lengua. En varios estudios las personas bilingües manifiestan reacciones emocionales más intensas al utilizar su primera lengua en comparación con su segunda. Según Sayuri Hayakawa1, esto se atribuye a la forma en que adquirimos el idioma. Según Hayawaka, el contexto en que aprendemos el idioma importa. Ella argumenta: “Uno aprende su lengua materna de niño, y forma parte de su familia y su cultura… Las lenguas extranjeras, en cambio, las aprendemos en contextos menos emocionales, como un aula”.
El español fluye de mi boca con facilidad en casi todas las situaciones. Cuando se tratan de emociones abrumantes, me cuesta comunicarme a menos que sea en terapia o cuando escribo en mi diario. Si intentó hacerlo con otras personas y en otros escenarios, me encuentro queriendo recurrir al inglés para explicar cómo me siento. El inglés actúa como una armadura que me protege. Mantiene mis partes más sensibles y vulnerables seguras. Me da comodidad.
En este momento estoy leyendo Babel de R.F. Kuang, una novela que habla sobre la lingüística, la complejidad de la traducción, la importancia de los idiomas y cómo estos temas son más políticos de lo que comúnmente se pensaría. En el libro, los personajes aprenden que la traducción conlleva la destrucción o alteración del lenguaje. En muchos casos no es posible traducir una palabra sin dejar por fuera mucho del contexto, o no es posible hacer una traducción que evoque el mismo sentimiento que la original. Por lo cual, al traducirla de un idioma a otro, pasa por un proceso de transmutación. Esta transformación destruye la versión original y crea una nueva, que, aunque carga cierta relación, no siempre consigue transmitir el mismo sentido.
Cuando escribo o hablo en inglés, se crea una nueva realidad. Aquellos sentimientos y pensamientos que me cuesta explicar (en español) pasan por un proceso de metamorfosis. Los moldeo a mi manera y me alejo emocionalmente de su significado como un mecanismo de defensa que me permite expresar mis emociones sin sentirme expuesta por mi vulnerabilidad.
A pesar de que tengo mucho que agradecer al inglés, no puedo negar que, en parte, la facilidad con la que puedo hablar de temas que me cuestan en mi idioma nativo tiene que ver con la dominación del inglés universalmente. Mi mente ha sido colonizada y ahora le cuesta comunicarse en su lengua materna. Cuando creé esta publicación, ni siquiera se me ocurrió hacerlo en español; siempre supe que quería escribirlo en inglés y no me cuestioné el porqué. Después de varios meses de estar acá y de tener conversaciones sobre este tema con mi mejor amiga de la infancia, me puse a pensar que esto es una cuestión mucho más grande de lo que yo pensaba. Por una parte, existe en mí el deseo de ser leída, y al ser Substack una plataforma dominada por el inglés, existe cierto miedo al intentar llevar la contraria, y a reducir el número de personas a las que mi escritura podría llegar.
Por otra parte, y relacionándolo con lo que discutí al principio, se me hace mucho más fácil escribir en inglés que en español, por el tipo de contenido que escribo. Mi escritura es una mezcla entre diarística, confesional y extremadamente consciente de sí misma. Así que tiene sentido que sea más fácil para mí compartir con el internet mis dilemas personales y pensamientos más contradictorios en el idioma con el que tengo una conexión emocional más alejada. También está el hecho de que muchas personas que me conocen en la vida real no leen en inglés y, por lo tanto, no pueden leerme. Escribir en inglés no solo me permite levantar ese peso emocional que siento al escribir sobre temas personales, sino que además me ofrece cierto nivel de privacidad, sin tener que mentir o esconder mi identidad.
Pero esto no se reduce solo a mi escritura. El inglés inunda cada parte del contenido que consumo y el arte que disfruto. Está en las películas que veo, la música que escucho, los libros que leo, los artistas que admiro.
La siguiente parte fue escrita por Mafe, una de mis mejores amigas.
Desde hace un par de meses me he estado cuestionando dos cosas: el porqué recurro a consumir contenido mayormente en inglés y la razón por la cual deseo ser reconocida por mi trabajo en un idioma que no es mi lengua materna. Si bien el primer cuestionamiento que tengo puede ser respondido con que es mucho más sencillo encontrar fuentes, información y miles de otros temas en inglés al ser el idioma más dominante en el mundo, no quiero enfocarme en esa respuesta, pues siento que va más allá de eso.
Mi razón va más relacionada a mi falta de exposición a ciertos aspectos de mi cultura, la cantidad de acceso a internet que he tenido desde los 10 años y parte de mi círculo social. Desde mi adolescencia he tenido acceso a las redes sociales, he sido parte de fandoms durante gran parte de mi vida, intereses que me llevaron a conectar con personas similares a mí, y aunque ahora no son los mismos intereses, seguimos manteniendo el “spanglish” y el consumo de arte y medios hechos mayormente en inglés.
Este tren de pensamientos y cuestionamientos me llevó a tener un deseo por encontrar contenido en español que se relacionara con mis gustos y me hiciera conectar con él. Me considero una persona que continuamente está consumiendo diversos tipos de contenido que van desde la música, los libros, hasta el arte y videos, pero desde mi adolescencia me he enfocado en disfrutar cosas que estaban construidas y creadas fuera de mi país, un hecho que ahora en mi adultez me genera un poco de vergüenza.
Por eso, mientras conversaba con Luisa sobre esto, llegamos a la idea de que parte de la razón por la que nos sentimos dominados por el consumo masivo de cosas en inglés es porque no hemos encontrado ese contenido que nos haga sentir representados. Muchas veces es la falta de exposición que tenemos a esto, otras porque carecemos de sentido de pertenencia hacia nuestra cultura, y otras a que lo popular o mainstream no es de nuestro estilo, o no nos representa. Pero, ¿qué hago cuando esa rapidez y fácil acceso a cosas en inglés se empiezan a sentir como una traición a dónde vengo?
En su artículo, BTS y otras víctimas del idioma inglés, Ayan Artan, menciona una frase muy poderosa en la que pienso constantemente, ella dice: “No sueño en somali, sueño en inglés. El idioma de mi subconsciente, es el idioma de mi opresor. Su idioma es dueño hasta de mi espiritu”.
Saber inglés me ha permitido oportunidades laborales que no hubiera tenido antes me ha permitido expandir mi conocimiento y dado la oportunidad de leer más autores diversos, me ha hecho sentir que tengo cierto tipo de status, pero durante años me hizo dejar de valorar lo propio, y preferir lo que no me pertenece. Y aunque mi razón para escribir en inglés es querer llegar a audiencias más grandes, diversas y hacer un periodismo cultural, de opinión y entretenimiento alejado al que hacen en mi país, no deja de sentirse como que estoy traicionando una parte de mí. Me genera conflicto sentir que les estoy dando cierto tipo de poder.
Es por eso que me puse el objetivo de encontrar contenido y arte para consumir en español que estuviera relacionado a mis intereses, además empezar a compartir lo que siento y esos sentimientos que me generán incomodidad fuera de espacios como terapia, en mi idioma. Como seres que estamos en continuo movimiento, conectar con la lengua con la que he estado rodeada toda mi vida me puede ayudar a descubrir nuevas partes de la persona que quiero ser en el futuro.
Esto no significa que quiero dejar aprender otros idiomas o descubrir arte de diferentes entornos, lo que anhelo es dejar de sentir que estoy perdiendo lo que es mío, con lo que crecí, me crie y esta grabado en mi, aunque por mucho tiempo hubiera peleado contra el.
No tengo una solución concreta de cómo quiero lograr hacer desaparecer este sentimiento por completo, pero si puedo decir que en estos meses que he optado por buscar nuevas puestas artisticas, musicales y literarias para disfrutar, he conectado con una parte de mí que desconocia.
Recomendaciones
Albumes
TODOS LOS DÍAS EL MISMO DÍA de LATIN MAFIA: este ábum es una mezcla de géneros que sorprende en cada canción. Una de las producciones más interesantes que he escuchado este año y uno de los grupos de los que estaré siguiendo para ver que crean en el futuro. Canciones favoritas: vivo si me exiges y pero me estoy acabando.
ya no somos los mismos de Elsa y Elmar: Desde el amor hasta su destrucción, este album se siente como escuchar una historia de inico a fin. Una producción honesta que sólo dan ganas de escuchar una y otra vez. Canciones favoritas: corazones negros y último y primero.
¿Quién trae las cornetas? de Rawayana: A Rawayana los descubrí este año y su puesta musical fue una de las más interesantes que he escuchado en los últimos meses. Con su mezcla de ritmos en este album, te invitan a divertirte y celebrar la música y la vida. Canciones favoritas: La Tormenta, Brindo y Consciencia.
Los mejores años de Joaquina: Joaquina es una de esas artistas con las que es muy sencillo conectar, su letra te invita a reflexionar y trae un mensaje que resuena si estás en tus 20s. Una artista nueva de la que estoy muy emocionada por descubrir lo que trae en el futuro. Canciones favoritas: Rabia y Blanco y Negro.
Libros
Elena Sabe de Claudia Piñiero: Este libro narra la historia de una madre lidiando con la muerte de su hija y investigando las circunstancias en que murió. Es bastante corto pero es poderoso. Es mejor leerlo sin saber mucho y dejarse sorprender.
Conjunto Vacío de Verónica Gerber: Conjunto Vacío nos narra una historia sobre el desamor, el dolor, el arte y el olvido. Un libro que te atrapa desde la primera página no sólo por sus palabras, sino por las diversas formas de narrar y entrelazar pequeños textos e ilustraciones, un libro con un mundo propio.
Lo que no tiene nombre de Piedad Bonnett: Leer a Piedad Bonnett es sentir dolor y nostalgia con sus palabras. En Lo que no tiene nombre, revivimos uno de los momentos más duros en su vida, la pérdida de su hijo; es un libro en el después de meses pienso constantemente, y cada que lo recuerdo no puedo esperar para leer más de las inolvidables palabras de Piedad Bonnett.
Todo Muere Salvo El Mar de María del Mar Ramón: Un libro tan bello como triste. Nos habla de la pérdida, la muerte y cómo el dejar ir a veces es la mejor de las decisiones. María del Mar Ramón tiene una forma particular de narrar, y espero con ansias la próxima historia que nos quiera contar.
Peliculas
Cuando acecha la maldad de Demián Rugna: Dos hermanos que viven en el campo tienen que lidiar con un espíritu maligno que se apropia de cuerpos ajenos. Estos dos se ven en la tarea de deshacerse del demonio pero terminan empeorando la situación. Los efectos especiales y la actuación hacen de esta, una película de posesión diferente y entretenida. El terror moderno esta surgiendo en latinoamerica y eso me emociona.
Medianeras de Leandro Martínez: Una película de esas que se sienten como una caricia al alma. Cuenta la historia de dos solitarios que viven el uno al frente del otro, y que se cruzan en varias ocasiones pero nunca se ven. Es un drama romantico precioso y una de mis peliculas favoritas. Además, la fotografía muestra la cotidianidad de Buenos Aires de una manera muy intíma y cálida.
Gracias por leerme, y nos vemos en los comentarios.
Con amor,
Luisa
Communicating in a foreign language takes emotion out of decision-making. (2017). The University of Chicago.
¡Su escribiendo es tan hermoso! Estoy aprendiendo español por leyendo artículos de español en Substack a practicar, pero no les pude encontrar muchos que fueron escritos de español. Cuándo encontré tu artículo, era inmediatamente atraer a su escribiendo. Aunque tenía un traductor por algunas de las palabras, la esencia de tu escribiendo estuve cautivando. Muchas gracias por la lectura valioso. (Perdón por los errores gramáticas, soy también aprendiendo cómo escribir en español.)
¡Me encanta! Resoné mucho con lo que escribieron aquí y me fascina saber que habemos más hispanoparlantes que escribimos en inglés (y nos sentimos un poquito culpables por ello). Muchas gracias por compartir 💕